Apenas él le amalaba el noema, a ella se
le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en
sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se
enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo,
sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando,
reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se
le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el
principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios,
consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se
entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y
paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas,
la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una
sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se
sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las
marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de
argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el
límite de las gunfias.
Julio Cortázar, Rayuela.
Raf diva tri sitiri fiaken. Krostia
andika sinsei morkaichea, correnka sorfaski intra des rosketa. Runjen torras
increstas e ledesfragen inforkan chucras. Corraskistos under corraskas entren e
fiaken lujuroskis anuskas. Hondarribas chiskeras under crostas anuskeias,
interrijos gromeski. Raf prostuska e querramuka jumeroi corbando corbando
furrer jukeista. Triskas divaris, rafen fiakis.
Nelo Gómez, Rafuskas e prostuskas.